top of page

Empleados aduladores

  • sintratextilmedell
  • 7 may 2015
  • 2 Min. de lectura

jefesito.jpg

La adulación es una conducta intencional de un trabajador, que busca influir en el jefe para recibir algo a cambio. Dependiendo del momento, la adulación puede estar relacionada con obtener un mejor trato, mantener una buena relación, permanecer en el empleo, obtener un ascenso o un aumento en el salario. Esta adulación tiende a ser una estrategia empleada por el trabajador cuando no le es posible obtener lo que quiere por sus propias capacidades y prefiere influir de forma emocional.

Los empleados “serviles” dedican su tiempo a proyectar una imagen que no está soportada en sus capacidades o ejecuciones reales. Suelen ser hábiles socialmente, prometen más de lo que hacen, son mentirosos, exagerados y pueden denigrar de los demás, se convierten en “soplones” y tienen ventajas frente al resto, pero esto no dura toda la vida. Con frecuencia, caen rápidamente en desgracia cuando el jefe abre los ojos o les asignan un nuevo superior. El efecto es nocivo porque en este ambiente laboral se patrocina más el individualismo que el trabajo en equipo.

Todos hemos sufrido la experiencia de trabajar a su lado. En cada empresa hay empleados “lambones”, que hacen de todo por quedar bien con sus jefes. A veces incluso, a costa de sus propios compañeros de trabajo, aunque puede parecer un tema superficial, estos ‘empleados aduladores’ pueden causar un profundo daño al clima laboral en las empresas.

Los empleados aduladores son una distracción peligrosa que no se puede tolerar. Quien dedica su energía a adular, la sustrae de aquellos frentes, en donde está la acción y distrae a los colegas que sí están aportando. Entonces es crucial que las personas con responsabilidades de liderazgo muestren su rechazo absoluto a este tipo de prácticas que no suman al desarrollo de los procesos productivos de una empresa, por el contrario, lesionan su capacidad productiva, particularmente en donde hoy está la diferencia: el talento humano de la gente.

Desafortunadamente, en el mundo laboral con frecuencia nos encontramos con algunos miembros de una especie aun no extinta: los llamados sapos o lambones. El lambón, definido como una “persona delatora y muy aduladora”, camufla su evidente falta de talento con una mal entendida lealtad. Hábil en labores de contrainteligencia, su mejor arma es el chisme, y su lealtad con la organización es nula. Si bien maneja una aparente cercanía con sus pares, esconde una gran capacidad para disociar. El mejor remedio es construir climas organizacionales donde la comunicación sea clara y directa. Es importante que la retroalimentación sea permanente, franca y en privado.

Se deben emprender acciones contundentes para enfrentarlos, técnicas para detectarlos y evitar que acaben con la moral de los buenos trabajadores, por todo lo anterior “CREZCA EN SU TRABAJO SIN SER LAMBON”.


 
 
 

Comments


Publicaciones Recientes
bottom of page